Localización de fugas de agua con diferentes tecnologías
La importancia del agua como elemento imprescindible para la vida, la creciente demanda y su escasez, están obligando […]
La importancia del agua como elemento imprescindible para la vida, la creciente demanda y su escasez, están obligando a las empresas suministradoras y todos los consumidores, a buscar soluciones urgentes para un mejor aprovechamiento del agua.
Actualmente se están realizando notables mejoras en la detección y prelocalización de fugas tanto en las tuberías de transporte como en las de distribución general. Es decir, detectar en qué zona de la ciudad o en qué tramos de tubería existen anomalías y posibles fugas de agua. El objetivo es reducir los tiempos de detección para minimizar las pérdidas.
En cualquier caso, la mayor parte de la detección de fugas se esta realizando igual que hace decenas de años. Se observan zonas humedad o hundimientos sospechosos y se procede a excavar.
El problema surge cuando estas fugas de agua no salen a la superficie y por lo tanto no son visibles. En estos casos existe la creencia que es cuestión de tiempo y qué acabaran siendo visibles.
Debemos tener en cuenta que en determinados tipos de suelo, se filtra el agua de forma continua y jamas aparecerá en superficie. Dicho esto, podemos estimar que el 50 % de las fugas nunca aparecerán y por lo tanto serán necesario emplear tecnologías especificas.
Debido a esta situación, todas las empresas de distribución de agua están apostando por la tecnología basada en los sensores acústicos de presión y de medición de caudal.
Para un mejor entendimiento, actualmente la mayoría de las redes de abastecimiento están empezando a monitorizar con estos sensores.
Esto permite analizar en tiempo real cualquier anomalía, como por ejemplo una repentina bajada de presión o un sonido por encima del umbral establecido.
Estas variaciones se interpretan como fugas de agua y queda prelocalizadas en un área determinado. De forma complementaria se miden los caudales de consumo, siendo especialmente importantes las lecturas nocturnas. Estas serán las que determinen el volumen total de fugas de agua.
A continuación se procederá a la acotación de la zona, cerrando las diferentes llaves de paso.
Una vez acotado al máximo, se utilizaran correladores con sensores de contacto o con sensores internos tipo hidrófonos.
Estos últimos están dando un resultado muy superior a los de contacto.
Teniendo en cuenta que en estos la escucha del ruido de fuga se produce desde el interior de la tubería y sumergidos en el agua. Por esta razón el ruido es capaz de viajar hasta el triple y con menos interferencias que con los sensores de contacto.
El principio de los correladores esta basado en la escucha del sonido de fuga desde dos extremos de la tubería. Cada sensor (micrófono) calcula el tiempo que tarda el sonido que causa la fuga en llegar hasta cada sensor. De esta manera determina la ubicación aproximada del punto de fuga.
Como parte complementaria de la detección, será necesario la utilización de geófono. Este dispositivo igualmente esta basado en la escucha del sonido de fuga, pero a diferencia del correlador, está pensado para la escucha directa sobre el suelo y tiene muy buenos resultados, siempre que la fuga genere ruido.
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